QUÍMICA AMOROSA.
Siento desilusionarlos, pero el amor, no es, como uno cree, un sentimiento que brota de las interioridades del alma, sino un asunto puramente químico y físico. De acuerdo con el doctor Román Arreaza Cardier, amor es:
"La sinapsis es la intercomunicación de las neuronas por medio de sustancias que propagan los estímulos de una neurona a otra. A partir de allí, empieza a prepararse la expresión del sentimiento de forma humana. De la corteza cerebral los impulsos pasan al mesencéfalo para ser grabados y almacenados, luego se trasmiten a los órganos periféricos correspondientes. El cambio molecular precede siempre a la expresión anímica del sentimiento, no es la expresión del sentimiento la que produce los cambios químicos".
¿Lo ven? Esto es el amor, un asunto eminentemente químico. Claro que un poeta dirá algo diferente, Quevedo, que nunca usó un tubo de ensayo, lo veía así:
Es hielo abrasador, es fuego helado,
Es herida que duele y no se siente
Es un sonado bien, un mal presente,
Es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado,
Un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
Tan es el amor algo químico que:
Uno sufre y le salen lágrimas...
Uno la ve y se le acelera el corazón.
Uno la besa y sube la adrenalina.
Uno la toca y sudan las lágrimas.
Uno la piensa y se liberan grasas y azúcares para aumentar la capacidad muscular.
Uno oye su voz y se generan más glóbulos rojos a fin de mejorar el transporte de oxígeno por la corriente sanguínea.
Como puede verse, tanto por el lado de la ciencia como por el de la poesía, el amor viene siendo una enfermedad que altera la química del cuerpo, con el agravante de que no tiene cura y es sumamente contagiosa.
Laureano Márquez. Diario "El Nacional".
Cuerpo "Siete Días". Página humorística "ellibrepensador".
Domingo 6 de Febrero de 2011.
Siento desilusionarlos, pero el amor, no es, como uno cree, un sentimiento que brota de las interioridades del alma, sino un asunto puramente químico y físico. De acuerdo con el doctor Román Arreaza Cardier, amor es:
"La sinapsis es la intercomunicación de las neuronas por medio de sustancias que propagan los estímulos de una neurona a otra. A partir de allí, empieza a prepararse la expresión del sentimiento de forma humana. De la corteza cerebral los impulsos pasan al mesencéfalo para ser grabados y almacenados, luego se trasmiten a los órganos periféricos correspondientes. El cambio molecular precede siempre a la expresión anímica del sentimiento, no es la expresión del sentimiento la que produce los cambios químicos".
¿Lo ven? Esto es el amor, un asunto eminentemente químico. Claro que un poeta dirá algo diferente, Quevedo, que nunca usó un tubo de ensayo, lo veía así:
Es hielo abrasador, es fuego helado,
Es herida que duele y no se siente
Es un sonado bien, un mal presente,
Es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado,
Un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
Tan es el amor algo químico que:
Uno sufre y le salen lágrimas...
Uno la ve y se le acelera el corazón.
Uno la besa y sube la adrenalina.
Uno la toca y sudan las lágrimas.
Uno la piensa y se liberan grasas y azúcares para aumentar la capacidad muscular.
Uno oye su voz y se generan más glóbulos rojos a fin de mejorar el transporte de oxígeno por la corriente sanguínea.
Como puede verse, tanto por el lado de la ciencia como por el de la poesía, el amor viene siendo una enfermedad que altera la química del cuerpo, con el agravante de que no tiene cura y es sumamente contagiosa.
Laureano Márquez. Diario "El Nacional".
Cuerpo "Siete Días". Página humorística "ellibrepensador".
Domingo 6 de Febrero de 2011.
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